Desde hace unos años mantengo una tradición literaria que me encanta: cada mes de Diciembre lo dedico a la obra de Charles Dickens, (uno de mis clásicos favoritos). Casi todos los años me leo el famosísimo "Canción de Navidad", y el año que no lo leo me suelo revisar alguna de mis adaptaciones cinematográficas favoritas de esta obra. Y no me da vergüenza reconocer que "Los Teleñecos en Cuento de Navidad" es una de ellas; (soy así, adoro el universo Henson, adoro la Navidad y, por supuesto, adoro la historia del escritor inglés).
Este año he empezado leyendo una antología de algunos de sus cuentos cortos, publicada por Anaya y con el título de "Cuentos de los Sobrenatural".
De los seis relatos que recoge la antología ya conocía dos de ellos: "Para leer cuando anochezca" y "El guardavía", (uno de mis relatos fantásticos favoritos de todos los tiempos). Los otros cuatro son:
"Historias de los Goblins que raptaron a un enterrador", "El barón de Crogzwig", "Confesión encontrada en una cárcel en la época de Carlos II", (quizás el que menos me ha gustado), y "Para tomar con una pizca de sal", relato que, en mi opinión, sin estar a la altura de "El guardavía", me ha parecido una verdadera joya.
El libro además contiene un apéndice muy interesante donde nos cuentan el famoso accidente de tren, ocurrido en 1865, donde viajaba el escritor y que, además de dejarle graves secuelas psicológicas, le sirvió de inspiración para uno de sus mejores relatos, el ya mencionado "El guardavía", que recomiendo leer después de conocer los detalles de aquel accidente y como Dickens proceso todo eso; aseguro que el relato adquiere de esa manera una dimensión aún más interesante.
Leer estos relatos ha sido muy refrescante, algunos de ellos tienen ciento cincuenta años, y es impresionante admirar su vigencia. De hecho, ocurre lo mismo con algunas de sus novelas largas, donde, doscientos años después podemos comprobar, tristemente, que ciertas injusticias sociales y algunas características bastante detestables de la condición humana no han variado mucho en todo este tiempo.
Normalmente suelo leer un par de sus obras largas a lo largo del mes de Diciembre más el clásico "Canción de Navidad", pero teniendo en cuenta que este será mi primer Diciembre como padre, (cosa que consume una cantidad de tiempo considerable, eso sí, consumido de una manera maravillosa), tendré que cambiar mis objetivos y dejarlos en una novela larga y este puñado de relatos cortos.
Este año ya lo he decidido: ¡Oliver Twist! Eso sí, después de la pausa en la que estoy inmerso ahora mismo para releer "El Hobbit" antes de su estreno en cines.
¡No, no tengo remedio!
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