La historia se sitúa en Maine, concretamente en la ciudad de Bangor, (guiño de Juan de Dios Garduño a Stephen King al que se nota que admira), después de haber estallado la 3ª Guerra Mundial y haber acabado con la civilización tal y como la conocemos. Solo hay en Bangor tres personas que han sobrevivido: Peter, su pequeña hija Ketty y su vecino Patrick al que acompaña su entrañable perro Doggy. Peter y Patrick se odian, hasta el punto de no dirigirse prácticamente la palabra ni siquiera en esta situación tan extrema. Pero la guerra no ha dejado a la ciudad totalmente desierta de vida como ellos creen. Pronto comienza a haber indicios de que Patrick, Peter y Ketty no están solos en Bangor. Hay algo más que se oculta en la ciudad, algo tan maligno, cruel y mortal que obligara a Patrick y Peter a dejar a un lado sus diferencias y luchar juntos para sobrevivir en lo que acaba convirtiéndose en un sobrecogedor infierno.
Se trata de un libro de zombis, pero nos encontramos ante zombis muy originales a los que no quiero describir para no estropear la sorpresa.
El libro engancha desde el primer capítulo. Una vez arranca el autor pisa el acelerador a fondo ofreciéndote un viaje vertiginoso en el que no quieres parar ni un momento. Yo mismo me llevé dos noches durmiendo cuatro horas por esa misma razón. La historia, los personajes, los ambientes, las situaciones... te atrapan y hacen que no puedas dejar de pasar páginas.
Los personajes son muy creíbles y bien trabajados, llegando a quererlos, odiarlos, comprenderlos... Te identificas con ellos, con sus sufrimientos, sus alegrías, temores y esperanzas hasta el punto de sufrir realmente por y con ellos. Se pasa mal leyendo la novela, eso hay que dejarlos claro. Pero al fin y al cabo uno lee este tipo de historias para eso, ¿no?.
Juan de Dios Garduño maneja muy bien el ritmo y la tensión de la narración. En el libro hay escenas donde la tensión va aumentando hasta ponerte los nervios de punta y, en muchas ocasiones, cuando parece que todo ha terminado, la situación vuelve a detonarse llevándote aún más lejos, con momentos realmente terroríficos y angustiosos. El estilo de Garduño es claro, conciso, sin caer en lo farragoso. Una narración directa pero muy bien controlada y medida. Nada sobra y nada falta, todo está, podríamos decir, "perversamente" planificado.
Otra cosa que me llamo la atención fueron los ambientes. No tengo conocimiento de si el autor ha estado realmente pasando algún invierno en Maine y más concretamente en Bangor, pero lo cierto es que en la novela no chirría nada.
En definitiva: escenarios bien descritos, personajes bien construídos y carismáticos, una trama sencilla, (pero no nos confundamos, para nada simple, la historia, especialmente la historia de los personajes, está llena de matices), y una tensión que pondrán tus nervios a prueba. Un libro para pasarlo mal, muy mal... Uno de los mejores que he leído este año... sin duda.
Y PESE A TODO
Juan de Dios Garduño
Dolmen Editorial